Qué hacer cuando se tienen los triglicéridos altos

Dieta adecuada, ausencia de alcohol y actividad física: son las primeras medidas para reducir los triglicéridos altos.

Qué son los triglicéridos

Los triglicéridos son los principales componentes del tejido adiposo, es decir, moléculas de grasa (lípidos) que el organismo acumula como fuente de energía o como aislante térmico para protegernos de las bajas temperaturas. Por lo tanto, los triglicéridos no deben considerarse como nuestros rivales, aunque, cuando sus niveles en la sangre aumentan excesivamente, pueden suponer graves riesgos, especialmente para el corazón.

La mayor parte de los triglicéridos de nuestra sangre proceden de la dieta; sólo una pequeña parte es producida por el organismo, más concretamente por el hígado.

Los triglicéridos absorbidos desde el intestino y, por tanto, fruto de nuestra dieta, son transportados en la sangre por unas lipoproteínas llamadas quilomicrones, mientras que los producidos por el hígado por las VLDL o «lipoproteínas de muy baja densidad».

Los valores normales de los triglicéridos, en ayunas, están entre 50 y 150 mg/dl. Si se superan estos niveles se habla de hipertrigliceridemia leve, grave y muy grave.

  • Hipertrigliceridemia leve      150-199 md/dl
  • Hipertrigliceridemia severa de hasta     500 mg/dl
  • Hipertrigliceridemia muy grave      > 500 mg/dl

El recuento de triglicéridos se realiza a través de sencillos análisis de sangre; a menudo se investiga también, de forma paralela, el nivel de colesterol HDL (colesterol bueno) y de colesterol LDL (colesterol malo) para obtener una imagen más completa del riesgo cardiovascular.

Para una correcta interpretación del informe y para llegar al diagnóstico correcto, el médico debe tener en cuenta también la posible ingesta de fármacos que puedan alterar los niveles de triglicéridos como:

  • betabloqueantes
  • estrógenos
  • píldoras anticonceptivas
  • colestiramina
  • algunos psicóticos.

Causas y consecuencias de la hipertrigliceridemia

Las principales causas de la hipertrigliceridemia son:

  • familiaridad
  • consumo excesivo de bebidas alcohólicas de cualquier graduación
  • sobrepeso, obesidad y otras enfermedades metabólicas (por ejemplo, síndrome metabólico)
  • el exceso de calorías, especialmente si se asocia a la ingestión de azúcares simples y refinados
  • diabetes mellitus tipo 2
  • hipotiroidismo
  • medicamentos a base de estrógenos, betabloqueantes, diuréticos, esteroides, etc.
  • deterioro de la función hepática, pancreática y renal.

Los niveles elevados de triglicéridos en la sangre, acompañados de una reducción de la fracción de colesterol HDL y un aumento de la fracción LDL, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, enfermedades de las arterias coronarias, trombosis, accidentes cerebrovasculares, pancreatitis aguda o xantomas (acumulaciones de grasa bajo la superficie de la piel que aparecen como ampollas amarillas o anaranjadas con un contorno bien definido).

Cómo tratar los triglicéridos altos

Las estrategias más establecidas para reducir los triglicéridos se basan principalmente en una dieta sana y equilibrada y en una actividad física adecuada.

En situaciones más graves, sin embargo, será necesario combinar estas medidas iniciales con una terapia farmacológica dirigida, que también puede combinarse con productos naturales.

En cualquier caso, antes de realizar cualquier cambio en la dieta, es importante consultar a su médico o a un nutricionista experto para adoptar la dieta que mejor se adapte a sus necesidades.

Deshazte de los kilos de más

  • Al ser fuentes de energía, los triglicéridos aumentan en el organismo cada vez que tomamos más calorías de las que consumimos.
  • Lo primero que hay que hacer, por tanto, es perder los kilos de más reduciendo la cantidad de calorías introducidas cada día y aumentando las consumidas.
  • En la mayoría de los casos, la hipertrigliceridemia leve se resuelve reduciendo el peso corporal.

Sí a los carbohidratos complejos

Los azúcares o hidratos de carbono complejos, es decir, los que se encuentran en los cereales integrales y las legumbres, son absorbidos más lentamente por el intestino que los simples, lo que reduce los picos de glucemia y de insulina, que, sobre todo en las personas sedentarias, favorece la conversión de los nutrientes en ácidos grasos. Las principales fuentes de azúcares simples son la pasta, los productos de panadería, los dulces, las mermeladas, la pizza, etc.

Los carbohidratos complejos entran en el torrente sanguíneo con menos rapidez y, por tanto, estimulan en menor medida la producción de triglicéridos por parte del hígado.

También se ha observado que en algunas personas la fructosa, el azúcar en el que son especialmente ricos los higos, los caquis, los plátanos y las uvas, es un potente estimulante de la producción de triglicéridos. Por lo tanto, es mejor preferir la fruta no demasiado dulce y no demasiado madura.

En resumen, los hidratos de carbono recomendados son los de las legumbres:

  • frijoles
  • guisantes
  • garbanzos
  • habas
  • lentejas

En cambio, los que hay que consumir con moderación (si es integral mejor) son:

  • pasta
  • arroz
  • pan
  • cebada
  • escanda
  • centeno

Para contrarrestar aún más el pico de glucosa y, por tanto, el índice glucémico, también es aconsejable aumentar el número de comidas diarias reduciendo las raciones y la ingesta total de calorías.

Fibra dietética

Las verduras y las legumbres son preciosas fuentes de fibra. Además de regular el intestino, la fibra dietética retrasa la absorción de las grasas y la dosis diaria recomendada es de 30 g/día.

Luz verde, por tanto, a las verduras (cocidas y crudas) y a las legumbres, que tienen la doble ventaja de ser poco calóricas y, como se ha dicho, de contener hidratos de carbono de absorción lenta.

¿Aceite de oliva o mantequilla?

El aceite de oliva extra virgen es mucho mejor.

Las grasas saturadas contenidas en los alimentos de origen animal, de hecho, aumentan los niveles de triglicéridos. Por el contrario, las grasas insaturadas típicas de las grasas vegetales tienen la acción contraria.

Por lo tanto, es preferible reducir el consumo de alimentos ricos en «lípidos malos» o grasas hidrogenadas, como ciertos tipos de queso o cortes de carne, productos de comida rápida, aperitivos envasados o alimentos fritos.

Sin embargo, según algunos, limitar las grasas alimentarias en general es importante pero no esencial. Parece que son los azúcares los que juegan un papel decisivo (así que cuidado con las bebidas azucaradas también). En esencia, la dieta de una persona con triglicéridos altos debe ser similar a la de un diabético.

Dejar el alcohol

Poco importa si se trata de vino, cerveza o licores. Los que tienen valores elevados de triglicéridos deben reducirlos significativamente, incluso mejor si los eliminan por completo.

El alcohol estimula la producción de triglicéridos a gran escala. Y eso no es todo: como está demostrado que abusar del vino y compañía daña el hígado a largo plazo, es aconsejable reducir su consumo al mínimo.

Pescado y omega-3

Los ácidos grasos esenciales de la familia omega-3, contenidos sobre todo en el pescado, son verdaderos amigos de nuestro corazón. Por un lado, reducen el nivel de triglicéridos y, por otro, tienen una acción antitrombótica similar a la de algunos medicamentos. Además, ayudan a reducir los niveles de azúcar en sangre y nos protegen de las enfermedades metabólicas.

Por «ácidos grasos omega-3″ se entiende generalmente el ácido eicosapentaenoico (EPA), su precursor, el ácido alfa linoleico (ALA), y finalmente el ácido docosahexaenoico (DHA).

En concreto, los alimentos especialmente ricos en EPA y DHA son, por ejemplo:

  • sardinas
  • caballa
  • salmón
  • arenque
  • atún
  • algas marinas.

Mientras que el ácido alfa linoleico, menos activo como precursor, se encuentra principalmente en productos de origen vegetal, en ciertas semillas o en los aceites de soja y de lino.

Por último, además de controlar los niveles de triglicéridos, los omega-3 normalizan en algunos sujetos los latidos del corazón, es decir, son buenos antiarrítmicos.

Antioxidantes

El consumo de alimentos ricos en antioxidantes protege contra el estrés oxidativo inducido por los radicales libres, que es especialmente pronunciado en los casos de síndrome metabólico.

Entre las vitaminas con carácter antioxidante encontramos:

  • vitamina y provitamina A, contenida en las frutas y verduras de color rojo/naranja (albaricoques, melocotones, melón, pimientos, tomates, etc.), el marisco, la leche, la yema de huevo y algunos quesos (estos últimos deben
  • consumirse con moderación para evitar la elevación indeseable del colesterol)
  • vitamina C, presente en los cítricos, el kiwi, los pimientos, la lechuga, etc.
  • vitamina E, contenida en el germen de trigo o maíz, sésamo, aguacate, etc.

Además de las vitaminas, los polifenoles (fenoles simples, flavonoides, taninos) también tienen capacidad antioxidante y son especialmente ricos en ellos:

  • ciertas frutas como los cítricos, la granada, las uvas, las bayas, las cerezas
  • semillas oleaginosas
  • legumbres
  • granos enteros.

Actividad física

Hay algo más que centrarse en la dieta si se quiere reducir los niveles de triglicéridos. También hay que hacer actividad física.

Se ha demostrado que la actividad regular, tres veces por semana, ayuda a normalizar los niveles de estas grasas en la sangre, ya que son la fuente de energía que necesitan los músculos para producir el movimiento.

En la mayoría de los casos, se ha demostrado que basta con seguir un programa de ejercicios aeróbicos, como correr, caminar, montar en bicicleta o nadar, tres veces por semana.

No son necesarias horas y horas de actividad; 35-40 minutos son suficientes.

Medicamentos

No todas las personas con valores altos de triglicéridos necesitan tomar medicamentos. La elección, evaluada en cada caso, corresponde al médico. Los medicamentos utilizados en estos casos son

  • estatinas: aunque están indicadas principalmente para reducir los niveles de colesterol, también son útiles para la hipertrigliceridemia leve
  • fibratos: se prescriben en los casos más graves de hipertrigliceridemia, pero también son eficaces para reducir el colesterol malo (LDL)
  • derivados del ácido nicotínico: reducen los niveles plasmáticos de triglicéridos y colesterol al inhibir su síntesis
  • secuestradores de ácidos biliares: indicados sólo en casos de resistencia a las estatinas y en combinación con fibratos
  • compuestos de ácidos grasos omega-3.

En los casos más leves o en asociación con la terapia farmacológica, también pueden derivarse algunos beneficios de los remedios naturales, que también deben ser evaluados con el médico o el farmacéutico.

Además de las medidas dietéticas y de estilo de vida enumeradas anteriormente, también pueden utilizarse diversos tipos de suplementos, como fibras solubles, omega-3, aceites vegetales, antioxidantes vitamínicos o polifenólicos y fitoesteroles.

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